Cómo actúan los afrodisíacos en la sexualidad

Afrodisíaco sexualidad

A lo largo de la historia, los afrodisíacos han despertado un gran interés en diferentes culturas como supuestos estimulantes de la libido y la respuesta sexual. Desde alimentos exóticos hasta plantas medicinales, el catálogo de sustancias a las que se les ha atribuido esta capacidad es extenso. Sin embargo, cuando analizamos estos productos a la luz de la evidencia científica, la realidad es mucho menos prometedora. ¿Qué sabemos realmente sobre su acción en la sexualidad? 


Escrito por Alba Gastón Guerrero, enfermera especialista en sexología y docente de INESALUD.   


De la historia a la actualidad 

Los afrodisíacos son sustancias, alimentos o fármacos que, según la creencia popular, pueden aumentar el deseo sexual, la excitación o el rendimiento. Su nombre proviene de Afrodita, la diosa griega del amor, lo que ya refleja su arraigo en el imaginario colectivo. A lo largo de los siglos, se ha recurrido a ostras, chocolate, ginseng, damiana o incluso preparados animales con la esperanza de potenciar la actividad sexual

En la actualidad, este interés no ha disminuido. En un contexto en el que los problemas relacionados con la sexualidad son frecuentes, muchas personas buscan soluciones rápidas y “naturales”. Pero como profesionales sanitarios, es importante analizar estas prácticas con una perspectiva crítica y basada en la ciencia. 

Evidencia científica moderna 

La mayoría de los estudios científicos que han evaluado los efectos de los afrodisíacos presentan importantes limitaciones metodológicas: tamaños muestrales pequeños, ausencia de grupos control, resultados inconsistentes y, en muchos casos, conflictos de interés. 

Por ejemplo, una revisión en Journal of Ethnopharmacology (2013) señalaba que aunque ciertas plantas como la Panax ginseng o la Maca (Lepidium meyenii) mostraban efectos positivos en animales, estos resultados no siempre eran extrapolables a humanos. Además, cuando se han probado en personas, los efectos fueron modestos y, en algunos casos, no superiores al placebo. 

Respecto a las dosis, los pocos estudios bien diseñados han usado cantidades muy superiores a las que se consumirían en una dieta normal. En el caso del ginseng, algunos ensayos utilizaron hasta 3 gramos diarios durante semanas para observar un efecto leve en la función eréctil. Estas dosis son más altas que las habituales en suplementos, y su seguridad a largo plazo no está bien establecida. 

La Maca, popularizada como afrodisíaco natural, también ha sido investigada. Un ensayo clínico publicado en Andrologia (2009) encontró un incremento modesto en el deseo sexual tras 12 semanas de consumo de 1,5 a 3 gramos diarios. Sin embargo, los autores señalaron que estos resultados deben tomarse con cautela debido al alto riesgo de sesgo. 

En cuanto a alimentos como el chocolate o las ostras, la supuesta actividad afrodisíaca se basa más en su simbolismo cultural y en su efecto sensorial que en mecanismos biológicos reales. No existen estudios robustos que avalen su eficacia en la mejora de la función sexual. 

Mecanismos biológicos y limitaciones 

Los defensores de los afrodisíacos argumentan que algunas de estas sustancias pueden mejorar la circulación sanguínea, modular hormonas como la testosterona o influir en neurotransmisores implicados en la excitación sexual, como la dopamina. Sin embargo, las evidencias son débiles o proceden únicamente de estudios in vitro o en animales. 

Además, en muchos casos, el supuesto efecto afrodisíaco puede estar relacionado con la expectativa del consumidor (efecto placebo) o con mejoras generales en la salud derivadas de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable. 

¿Cómo actúan, desde el punto de vista fisiológico? 

Sustancias como la damiana podrían incrementar neurotransmisores relacionados con la motivación sexual, como la dopamina y la noradrenalina, y modular hormonas del estrés como el cortisol. En consecuencia, mejorarían el estado emocional, la atención a los estímulos eróticos y la predisposición al deseo. 

Algunos extractos tienen capacidad vasodilatadora. Esto puede favorecer el llenado del tejido eréctil en el hombre, así como aumentar la lubricación vaginal y la sensibilidad en la mujer. 

En ciertos preparados, se ha observado un incremento modesto de niveles de testosterona y estrógenos, fundamentales para la libido. En mujeres menopáusicas o premenopáusicas, la reactivación hormonal podría mejorar el ajusto del deseo, la lubricación y la respuesta al estímulo sexual. 

Enfoque clínico y rol del personal sanitario 

Como profesionales sanitarios, nos enfrentamos a menudo a preguntas de pacientes sobre estos productos. Debemos tener en cuenta los siguientes parámetros a la hora de transmitir información verídica: 

  • No existen afrodisíacos con eficacia demostrada en estudios de calidad. 

  • El deseo y la respuesta sexual son fenómenos complejos, influenciados por factores físicos, psicológicos y sociales. 

  • Mantener un estilo de vida saludable (actividad física regular, alimentación equilibrada, manejo del estrés) es mucho más efectivo para la salud sexual que recurrir a suplementos sin respaldo científico. 

Seguridad y regulación 

Los productos vegetales etiquetados como afrodisíacos son habitualmente comercializados como suplementos dietéticos, lo que implica un umbral regulatorio diferente al de medicamentos. Esto conlleva varios riesgos: variabilidad en el contenido, contaminaciones, adulteraciones o dosis no declaradas. La calidad del contenido puede depender de la fuente, el proceso de extracción o el placebo clínico. 

Para reforzar la seguridad, se recomienda buscar productos con registros de GMP (buenas prácticas de manufactura), sellos de calidad de organismos independientes, análisis de laboratorio publicados y disponibilidad de ficha técnica con datos completos sobre dosis, posibles efectos adversos o interacciones. 

Conclusión 

Los afrodisíacos vegetales conservan un atractivo cultural innegable y, desde la investigación clínica, se les reconoce cierto potencial para modular factores como el deseo y la respuesta sexual. Sin embargo, todavía se encuentran lejos de ser utilizados de forma clínica en sustitución de terapias estandarizadas. En este sentido, su aplicación debe plantearse como complemento a intervenciones centradas en estilos de vida, apoyo psicológico o tratamientos oficiales cuando existan causas orgánicas o psicológicas probadas. 

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Referencias bibliográficas  

Fernández-Pérez A. Mecanismos de acción de substancias vegetales afrodisíacas en el sistema nervioso. INTECCA, UNED; 2021. 

García-Sánchez L. Evaluación clínica de la eficacia de extractos tradicionales como estimulantes sexuales. Universidad de Alcalá; 2020. Disponible en: 

Dupont B, et al. Effets des plantes aphrodisiaques sur la fonction sexuelle: étude comparative en populations européennes. Revue d’Études Anthropologiques. 2005;107(2):147–162. 

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