Factor de Protección Solar: qué es y por qué importa

La radiación solar no es inofensiva. Aunque el sol es vital para la vida y fundamental para la síntesis de vitamina D, la exposición prolongada y sin protección puede provocar quemaduras solares, envejecimiento prematuro y aumentar el riesgo de cáncer de piel. En este contexto, el factor de protección solar (FPS) se convierte en un aliado necesario para cuidar nuestra salud cutánea. Pero, ¿sabemos realmente qué significa ese número?
Escrito por Marianela Segura Flores, farmacéutica y docente de INESALUD.
¿Qué es el factor de protección solar?
El FPS (o SPF, del inglés Sun Protection Factor) indica cuánto tiempo más puede estar protegida la piel frente a la radiación ultravioleta B (UVB) en comparación con no usar ningún producto. La radiación UVB es la principal responsable de las quemaduras solares.
Por ejemplo, si una persona con piel clara empieza a quemarse tras 10 minutos de exposición sin protección, un protector solar con FPS 30 multiplicará por 30 ese tiempo, es decir, ofrecería protección durante 300 minutos, en condiciones ideales. Sin embargo, este cálculo depende de varios factores: el tipo de piel, la cantidad de producto aplicado, el sudor, el agua y la intensidad solar.
Rayos UVA y UVB: ¿cuál es la diferencia?
- UVB: afectan las capas superficiales de la piel. Son los principales responsables de las quemaduras y causantes del cáncer de piel.
- UVA: penetran más profundamente, dañan el colágeno y aceleran el fotoenvejecimiento, además de contribuir también al cáncer cutáneo.
El FPS solo refleja la protección frente a los rayos UVB. Por eso, es importante que el producto indique que también protege frente a los rayos UVA.
¿Cómo se representa esta protección en el envase?
- La protección frente a UVB se indica con el número del FPS: FPS 15, 30, 50, etc.
- La protección frente a UVA suele estar representada por un círculo con las letras UVA en su interior (UVA encuadrado), conforme a la normativa europea. También puede indicarse mediante el sistema PA+, especialmente en productos de origen asiático.
Busca siempre productos que muestren el símbolo UVA para asegurarte de que cubren ambos tipos de radiación.

Tipos de filtros solares: físicos, químicos y orgánicos
Los protectores solares incluyen ingredientes conocidos como filtros solares, que actúan impidiendo que la radiación UV dañe la piel. Estos pueden clasificarse en tres tipos:
- Físicos o minerales: como el dióxido de titanio o el óxido de zinc. Forman una barrera sobre la piel que refleja la radiación. Suelen ser más densos y blanquecinos, pero ideales para pieles sensibles o reactivas.
- Químicos o sintéticos: como el octinoxato o avobenzona. Absorben la radiación UV y la transforman en calor. Son más cosméticamente aceptables y se absorben con facilidad, aunque pueden causar reacciones en pieles muy sensibles.
- Orgánicos o biológicos: a veces llamados también filtros químico-orgánicos, actúan también absorbiendo la radiación, pero muchos derivan de moléculas más biocompatibles o con mejor tolerancia cutánea. Algunos ejemplos incluyen derivados de camuflaje vegetal o filtros innovadores de amplio espectro que aportan estabilidad frente a la luz y alta eficacia.
Muchos productos combinan distintos tipos de filtros para ofrecer una protección solar completa y adaptada a distintos tipos de piel.
¿Qué FPS debo usar según mi tipo de piel?
El fototipo o tipo de piel frente al sol es clave para elegir el nivel de protección adecuado:
- Piel muy clara, pelirroja o rubia, que se quema con facilidad (fototipo I-II): FPS 50+
- Piel clara a intermedia (fototipo III): FPS 30–50
- Piel morena o más resistente (fototipo IV-V): FPS 20–30
- Piel negra (fototipo VI): aunque tiene más melanina, necesita al menos FPS 15 en zonas sensibles como cara, escote o manos
- Aplícalo incluso en días nublados: los rayos UVA atraviesan las nubes y los cristales.
Duración y reaplicación: ¿cada cuánto hay que ponerse el protector?
Muchos creen que aplicar un protector de FPS alto significa estar protegido todo el día. Nada más lejos de la realidad. Aunque un FPS 50 puede multiplicar por 50 el tiempo de exposición teórica, su eficacia depende de la cantidad aplicada y de la reaplicación regular, especialmente tras nadar, sudar o secarse con la toalla.
La recomendación general es aplicar una capa generosa de protector solar cada 2 horas, incluso en días nublados. Y hacerlo 30 minutos antes de la exposición solar para que los filtros químicos puedan activarse.
¿Por qué protegernos a diario, incluso en ciudad?
La radiación UV está presente todo el año, no solo en la playa. En entornos urbanos, la exposición diaria y acumulativa (aunque sea breve) contribuye a la formación de manchas, arrugas prematuras y al riesgo de cáncer cutáneo. Incorporar un protector solar en la rutina diaria, especialmente en el rostro, es una inversión en salud y envejecimiento saludable.
Conclusión
El factor de protección solar no es solo un número en una etiqueta: es un indicador esencial para saber cómo y cuánto nos protege un producto solar frente a la radiación UVB, y si incluye protección frente a los rayos UVA. Entender estos conceptos nos permite elegir productos más adecuados, aplicarlos correctamente y proteger la piel de quemaduras, daño celular y enfermedades como el cáncer de piel.
En definitiva, usar bien el protector solar es una forma de cuidarnos por dentro y por fuera, todos los días del año.
Referencias
Suárez, H., Acosta, D. E., & Cadena, C. A. (2009). Protección anti-UV de cremas fotoprotectoras: determinación in vitro del factor de protección solar (FPS).
Merino Moína, M. (2005). Prevención del cáncer de piel y consejo de protección solar. Pediatr. aten. prim, 231-253.