Oxitocina en parto: su papel esencial en el nacimiento

Cuando se habla del parto, hay una hormona que desempeña un papel protagonista: la oxitocina. Es una sustancia natural que produce nuestro organismo, pero también puede administrarse como medicamento para facilitar el trabajo de parto. Su función en el cuerpo femenino va mucho más allá del momento de dar a luz, pero es precisamente durante ese proceso cuando se hace más evidente su importancia.
La oxitocina es conocida como la hormona del amor, del vínculo y de la confianza, pero también es la que desencadena las contracciones uterinas necesarias para el nacimiento del bebé. En este artículo exploramos qué papel cumple la oxitocina en el parto, cuándo se administra de forma exógena, cómo se relaciona con técnicas como la epidural y qué beneficios y riesgos puede tener su uso en la inducción del parto.
Escrito por Marianela Segura Flores, farmacéutica y docente de INESALUD.
¿Qué es la oxitocina y cuál es su función durante el parto?
La oxitocina es una hormona producida en el hipotálamo y liberada por la hipófisis posterior. Se libera de forma natural en diferentes momentos de la vida, pero tiene un rol esencial durante el trabajo de parto. A medida que el parto se inicia, los niveles de oxitocina aumentan, provocando contracciones uterinas regulares que ayudan a dilatar el cuello del útero y empujar al bebé hacia el canal del parto.
Además, la oxitocina estimula la liberación de prostaglandinas, sustancias que también favorecen la contracción del útero y la maduración cervical. Una vez nace el bebé, esta hormona contribuye a la expulsión de la placenta y ayuda a reducir el sangrado postparto, al promover la contracción del útero.
La oxitocina también participa en el establecimiento del vínculo entre madre e hijo, especialmente en el contacto piel con piel inmediato tras el nacimiento y durante la lactancia, donde facilita la eyección de la leche materna.
Oxitocina natural y oxitocina sintética: ¿en qué se diferencian?
El cuerpo produce oxitocina de manera fisiológica, pero en algunos casos es necesario administrar una forma sintética de esta hormona durante el parto. Esta oxitocina exógena se aplica por vía intravenosa bajo supervisión médica y se utiliza en situaciones específicas donde se requiere estimular o inducir el trabajo de parto.
A nivel molecular, la oxitocina sintética es idéntica a la natural. La diferencia radica en su administración: al ser introducida directamente en la circulación, produce una respuesta más rápida e intensa. Por ello, su uso debe estar cuidadosamente controlado para evitar efectos adversos.
¿Cuándo se administra oxitocina en el parto?
La oxitocina se puede utilizar con dos fines principales: para inducir el parto o para acelerar un parto que se ha ralentizado.
En el caso de la inducción del parto con oxitocina, esta se administra cuando no se ha iniciado el trabajo de parto de forma espontánea, pero existen razones médicas para no seguir esperando. Algunas de estas situaciones pueden ser:
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Embarazo postérmino (más allá de la semana 41)
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Ruptura de membranas sin inicio de contracciones
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Problemas de salud maternos como hipertensión o diabetes gestacional
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Retraso en el crecimiento fetal
Por otro lado, en un parto ya iniciado, la oxitocina puede utilizarse si las contracciones son demasiado débiles o irregulares y no se progresa adecuadamente en la dilatación o el descenso del bebé. En estos casos, su objetivo es reforzar la dinámica uterina para facilitar el parto vaginal.

¿Qué ocurre en un parto inducido con oxitocina?
En un parto inducido con oxitocina, el procedimiento suele comenzar en el hospital con la administración de una dosis baja por vía intravenosa, que se ajusta en función de la respuesta de la paciente. A medida que se producen contracciones efectivas, se evalúa la evolución del cuello uterino y el bienestar fetal.
Muchas mujeres se preguntan si la oxitocina hace que el parto sea más doloroso. Es cierto que las contracciones provocadas por la oxitocina pueden ser más intensas que las naturales, especialmente si se administran dosis elevadas o si el cuello del útero no está aún preparado. Por eso, en muchos casos, el parto con oxitocina y epidural van de la mano. La epidural ayuda a controlar el dolor y permite que la mujer esté más relajada, lo que a su vez puede favorecer una mejor respuesta al tratamiento.
¿Qué riesgos y precauciones implica su uso?
El uso de oxitocina es, en general, seguro y eficaz, pero como cualquier intervención médica, no está exento de riesgos. Uno de los principales efectos adversos es la hiperestimulación uterina, que ocurre cuando las contracciones son demasiado frecuentes o intensas, lo que puede comprometer el bienestar del bebé. También pueden aparecer cambios en la frecuencia cardíaca fetal, molestias maternas o, en casos poco frecuentes, rotura uterina si existen antecedentes de cesárea o cirugías uterinas previas.
Por ello, cuando se administra oxitocina en el parto, es imprescindible hacerlo en un entorno hospitalario con monitorización continua del bebé y de la actividad uterina. El equipo médico ajusta las dosis cuidadosamente para lograr un equilibrio entre eficacia y seguridad.
¿Existe una alternativa más natural?
En muchos casos, el cuerpo de la mujer produce oxitocina de forma natural cuando se dan las condiciones adecuadas: intimidad, tranquilidad, ausencia de miedo y contacto físico. De hecho, el entorno emocional tiene un fuerte impacto en la liberación de oxitocina natural. Por eso, se promueve que durante el trabajo de parto la mujer esté acompañada, se sienta segura y tenga libertad de movimiento.
Técnicas como el masaje, la estimulación del pezón, el uso de pelotas de parto o la inmersión en agua tibia pueden favorecer la liberación endógena de oxitocina. Sin embargo, cuando estas medidas no son suficientes o hay indicaciones médicas claras, la administración de oxitocina sintética es una herramienta muy útil.
Oxitocina y parto respetado: ¿es compatible?
Una duda frecuente es si el uso de oxitocina interfiere con la experiencia de un parto respetado. La clave está en la información, la indicación médica clara y el consentimiento informado. Un parto inducido o estimulado con oxitocina no deja de ser un parto válido y puede ser respetado si se da prioridad a la seguridad de la madre y del bebé, sin intervenciones innecesarias.
Cada parto es distinto, y lo ideal es adaptar las decisiones a la situación individual de cada mujer. La oxitocina no debe verse como un recurso negativo, sino como una herramienta que, usada de forma adecuada, puede ayudar a facilitar un parto vaginal seguro.
Conclusión
La oxitocina es una aliada fundamental en el proceso del nacimiento. Tanto la que genera el cuerpo de forma natural como la que se administra médicamente cumplen funciones clave para que el parto se desarrolle de forma eficaz. Conocer sus usos, beneficios y limitaciones permite tomar decisiones informadas y seguras.
Un parto con oxitocina puede ser tan positivo como cualquier otro, siempre que se respeten los tiempos, las necesidades de la mujer y se garantice el bienestar del bebé. La ciencia, cuando se pone al servicio del cuidado y el respeto, puede ser la mejor compañía en el camino hacia el nacimiento.
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Referencias
Labor induction. (n.d.). Mayoclinic.org. Retrieved July 21, 2025, from https://www.mayoclinic.org/tests-procedures/labor-induction/about/pac-20385141
Oxytocin. (2022, March 30). Cleveland Clinic. https://my.clevelandclinic.org/health/articles/22618-oxytocin