Autismo

El autismo, llamado Trastorno del Espectro Autista (TEA), engloba una serie de condiciones vinculadas al desarrollo cerebral. Tiene un origen neurobiológico, que repercute en el funcionamiento cerebral y del sistema nervioso. 

Forma parte de los trastornos generalizados del desarrollo, que se caracterizan por retrasos en el desarrollo de las aptitudes de comunicación y habilidades sociales. En este grupo se incluyen el trastorno autista, trastorno o síndrome de Asperger, trastorno autista no especificado, trastorno de Rett y trastorno desintegrativo infantil. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cera de 1 de cada 100 niños y niñas tiene autismo. Se estima que hasta un 80% de las niñas y niños autistas tienen también algún retraso mental. No obstante, en este trastorno hay un amplio espectro de gravedad y síntomas.  

Respecto a las causas, no son del todo conocidas. Sin embargo, las investigaciones han identificado factores genéticos y ambientales que hacen más probable que una persona pueda tener autismo. Además, se estima que el 5% de las personas presenta el síndrome del cromosoma X frágil, mientras que otros han experimentado infecciones como meningitis, rubeola congénita, esclerosis tuberosa o fenilcetonuria. 

¿Cuáles son los síntomas del autismo?

En el Manual DSM V, el autismo se clasifica dentro de los Trastornos del desarrollo neurológico y se señalan algunas manifestaciones comunes para identificarlo: 

1) Deficiencias persistentes en la interacción con otras personas y en la comunicación social, en diversos contextos que puede incluir: 

Deficiencias en la reciprocidad socioemocional: dificultades en la forma en que se relacionan emocionalmente con los demás pueden incluir desde problemas en la comunicación normal hasta la falta de interés o respuesta en las interacciones sociales. 

Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales: pueden variar desde problemas en la integración de la comunicación verbal y no verbal hasta dificultades en el contacto visual, lenguaje corporal y comprensión de gestos, llegando incluso a la ausencia total de expresión facial y comunicación no verbal. 

Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones: pueden abarcar desde problemas para adaptarse a diferentes contextos sociales hasta dificultades para participar en juegos imaginativos o hacer amigos. A su vez, puede manifestarse en la falta de interés por otras personas. 

2) Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, actividades o intereses.  

Las personas con TEA suelen tener patrones de comportamientos repetitivos, que pueden manifestarse a través de movimientos, uso de objetos o habla estereotipada. Además, pueden insistir en la monotonía, la inflexibilidad de rutinas y tener “rituales” de comportamiento. Por ejemplo, saludar de la misma forma siempre o sentir mucha angustia ante pequeños cambios. Esto se acompaña por intereses restringidos o fijos.  

Por otra parte, pueden tener hiper- o hiporeactividad a estímulos sensoriales. Por ejemplo, se pueden manifestar con un fuerte apego a objetos inusuales o respuestas sensoriales inusuales, como molestias por el ruido o la luz. 

¿Cómo se diagnóstica el autismo?

El autismo es un trastorno con el que se nace. Sin embargo, es frecuente que se tarde en diagnosticar por la dificultad para identificar los síntomas en la primera infancia.  

Los padres, madres y cuidadores de los niños y niñas autistas pueden notar retrasos en el habla, uso de pocos gestos, evitación del contacto visual, apego o fascinación inusual por objetos, tendencia a aislarse de otras personas y menores, o no responder cuando alguien los llama, entre otros. 

Por esta razón, es fundamental asistir periódicamente a las consultas de pediatría para detectar cualquier anomalía en el desarrollo infantil. 

En este punto, es fundamental el trabajo de especialistas en neuropediatría, psicología y psiquiatría, quienes pueden realizar pruebas para evaluar el desarrollo neurológico del niño o niña en cuestión. Estas incluyen observación del comportamiento, pruebas de cribado, que suelen hacerse a los 18 meses y a los 2 años, y estudios de imagen cerebral.  

Tratamiento del autismo

El tratamiento del autismo puede incluir psicoterapia, tratamiento conductual, terapia del lenguaje con logopedas, entrenamiento en habilidades adaptativas y terapia ocupacional. Las intervenciones centradas en fortalezas y adaptadas a las necesidades individuales pueden marcar una gran diferencia en la vida de las personas con TEA. Asimismo, es fundamental la educación del entorno cercano de las personas autistas, para que comprendan sus necesidades y capacidades. 

La identificación temprana, comprensión de los factores de riesgo y enfoques de intervención personalizados son clave para mejorar la calidad de vida de las personas con autismo y fomentar una sociedad más inclusiva.  

Referencias

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Guía de consulta de los Criterios Diagnósticos del DSM-5TM (4a ed.). American Psychiatric Publishing. 

CDC. (2022, abril 27). ¿Qué son los trastornos del espectro autista? Centers for Disease Control and Prevention. https://www.cdc.gov/ncbddd/spanish/autism/facts.html 

Confederación Autismo España. (2022, abril 22). Qué es el autismo. Autismo España. https://autismo.org.es/el-autismo/que-es-el-autismo/ 

Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares. (s/f). Trastornos generalizados del desarrollo. Nih.gov. Recuperado el 21 de diciembre de 2023, de https://espanol.ninds.nih.gov/es/trastornos/trastornos-generalizados-del-desarrollo 

Organización Mundial de la Salud. (s/f). Autismo. Who.int. Recuperado el 21 de diciembre de 2023, de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/autism-spectrum-disorders