Los veterinarios como asesores en la ganadería

En la ganadería, el veterinario/a también realiza su trabajo como asesor/a técnico y sanitario dentro de las explotaciones ganaderas. El trabajo de los veterinarios no se limita exclusivamente al tratamiento clínico de animales enfermos, sino que se ha expandido hacia los ámbitos que abarcan sanidad animal, bioseguridad, nutrición, gestión zootécnica, rentabilidad económica y sostenibilidad productiva. En explotaciones de vacuno de carne, vacuno de leche, ovino, caprino y aves de corral, la presencia de un veterinario cualificado no solo es deseable, sino absolutamente necesaria para asegurar una producción eficiente, saludable y económicamente viable.
Escrito por María Elena Martín Estepa, veterinaria y docente del área de veterinaria de INESALUD.
¿Cómo funciona en España?
En el contexto español, caracterizado por una diversidad de sistemas de producción y regulación por parte de la Unión Europea, el veterinario actúa como un agente técnico altamente especializado, responsable de que las explotaciones cumplan con los requisitos establecidos por la Política Agraria Común (PAC), incluyendo los estándares de bienestar animal, reducción del uso de antimicrobianos y control de enfermedades transmisibles. Esto convierte al veterinario en el asesor para la obtención de ayudas y subvenciones, cuya aprobación depende, en gran medida, de la correcta implementación de prácticas ganaderas responsables y verificables.
Sanidad animal y control de enfermedades zoosanitarias
La sanidad animal es uno de los pilares sobre los que se sustenta la asesoría veterinaria en ganadería. El veterinario es el profesional encargado de diseñar, ejecutar y supervisar programas de prevención, vigilancia y control de enfermedades zoosanitarias, muchas de las cuales tienen implicaciones no solo productivas sino también de salud pública. La detección temprana de patologías, el seguimiento de planes vacunales y la implementación de medidas de bioseguridad específicas son estrategias fundamentales que permiten mantener los índices de morbilidad y mortalidad bajo control, lo que repercute directamente en la rentabilidad de las explotaciones.
En este sentido, el veterinario también actúa como interlocutor ante las autoridades sanitarias, gestionando notificaciones obligatorias, registros, trazabilidad de movimientos, controles de bienestar animal y certificaciones zoosanitarias, todas ellas imprescindibles para la comercialización nacional e internacional de productos de origen animal.
Nutrición y alimentación como determinantes productivos y económicos
La alimentación representa el mayor coste dentro de la mayoría de las explotaciones ganaderas. Por ello, el asesoramiento veterinario en nutrición animal es fundamental para maximizar la eficiencia alimentaria y minimizar los gastos operativos. El diseño de raciones balanceadas, adaptadas a las diferentes fases fisiológicas de producción (crecimiento, gestación, lactancia), permite optimizar el uso de los recursos disponibles y reducir el riesgo de enfermedades metabólicas derivadas de desequilibrios nutricionales, como la acidosis ruminal, hipocalcemia o cetosis.
Además, el veterinario trabaja en coordinación con técnicos en producción animal para analizar la calidad de los forrajes, evaluar la disponibilidad de materias primas y ajustar las dietas en función de parámetros productivos y reproductivos. Todo ello con el objetivo de mantener un equilibrio entre coste por kilogramo producido y los beneficios netos obtenidos, lo cual es especialmente relevante en sistemas intensivos de vacuno de leche, aves de corral y caprino lechero.
Optimización de costes y mejora de la rentabilidad
El análisis económico de las explotaciones es otra área donde el veterinario puede aportar un valor significativo. Su conocimiento técnico, combinado con herramientas de gestión productiva, le permite identificar cuellos de botella, ineficiencias en el manejo o fallos en la planificación sanitaria y reproductiva. Estos factores tienen un impacto directo en los costes de producción y, en consecuencia, en la rentabilidad de la explotación.
El asesoramiento veterinario permite establecer indicadores clave de rendimiento (KPI) que facilitan la toma de decisiones basada en datos, como la tasa de conversión alimenticia, los días en leche, la tasa de partos exitosos, los costes sanitarios por animal o el porcentaje de bajas. Al monitorizar estos parámetros y aplicar medidas correctivas oportunas, se mejora no solo la productividad, sino también la sostenibilidad económica del sistema ganadero.
La PAC, las subvenciones y el cumplimiento normativo
Uno de los aspectos más importantes para los ganaderos españoles es el acceso y mantenimiento de las ayudas procedentes de la PAC. En este aspecto, el papel del veterinario como asesor técnico es importante, ya que muchas de las condiciones que habilitan la obtención de estas subvenciones están directamente relacionadas con la sanidad animal, el bienestar del ganado, la trazabilidad, la reducción de emisiones y el cumplimiento de prácticas medioambientalmente responsables.
Los informes técnicos emitidos por veterinarios son frecuentemente requeridos para justificar inversiones, acreditar mejoras sanitarias o validar planes de manejo. Asimismo, los veterinarios asesoran sobre las obligaciones registrales, el mantenimiento de libros de tratamientos, planes de uso racional de medicamentos y protocolos de emergencia sanitaria, aspectos que son auditados con regularidad por las autoridades competentes.
Una salida profesional invisibilizada para la veterinaria
Dentro del abanico de salidas que ofrece la titulación en veterinaria, la asesoría en explotaciones ganaderas constituye una vía profesional de alta demanda y creciente especialización. Los profesionales que combinan una sólida base en medicina animal con habilidades en gestión empresarial, normativa agraria y producción animal se convierten en pilares imprescindibles para el desarrollo competitivo del sector primario a nivel nacional.
El veterinario asesor no solo garantiza la sanidad y bienestar de los animales, sino que impulsa la eficiencia productiva, el cumplimiento normativo, la obtención de ayudas y la sostenibilidad del modelo ganadero español.

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