Radioterapia
La radioterapia es uno de los tratamientos más comunes y efectivos en la lucha contra el cáncer. Cada año, millones de personas con cáncer reciben radioterapia como parte de su plan terapéutico
Te explicamos qué es la radioterapia, cómo funciona, los diferentes tipos que existen y qué debes tener en cuenta antes y durante el tratamiento.
¿Qué es la radioterapia?
La radioterapia es un tratamiento médico que se utiliza para tratar el cáncer mediante el uso de radiación de alta energía. El fin de la radioterapia es destruir las células cancerosas o impedir que sigan creciendo. A diferencia de otros tratamientos como la quimioterapia, que actúa en todo el cuerpo, la radioterapia suele estar más localizada, lo que permite atacar directamente el área afectada.
¿Cómo funciona la radioterapia?
Durante el tratamiento, se emite radiación (rayos X, protones u otros tipos) que daña el ADN de las células cancerosas. Esto impide que se dividan y se multipliquen, lo que con el tiempo lleva a su destrucción. El problema es que la radiación no distingue entre células sanas y cancerosas, por lo que también puede haber daño a las células sanas cercanas. Sin embargo, estas suelen recuperarse mejor que las cancerosas.
¿Qué tipos de radioterapia existen?
Existen diferentes tipos de radioterapia, y la elección depende del tipo de cáncer, su ubicación y otros factores personales del paciente. Entre los más comunes se encuentran:
Radioterapia de haz externo
Es la forma más utilizada. Se aplica desde fuera del cuerpo mediante una máquina que dirige la radiación al tumor. Es indolora y se administra generalmente en sesiones diarias durante varias semanas.
Radioterapia interna (braquiterapia)
Consiste en colocar una fuente radiactiva dentro o muy cerca del tumor. Este tipo se usa sobre todo en cánceres ginecológicos, como el cáncer de próstata o cáncer de mama.
Radioterapia sistémica
En este caso, la radiación se administra por vía oral o intravenosa mediante sustancias radiactivas que viajan por el cuerpo. Es menos común y se utiliza para ciertos tipos de cáncer específicos.
Planificación del tratamiento
Antes de comenzar, el equipo de atención médica realiza una planificación precisa del tratamiento. Para ello, se utilizan tecnologías de imagen como la tomografía computarizada (TC) o las imágenes por resonancia magnética (IRM). Estos estudios permiten ubicar con exactitud el tumor y calcular la dosis de radiación más adecuada para afectar lo menos posible a los tejidos sanos.
Efectos secundarios de la radioterapia
Como ocurre con muchos tratamientos médicos, la radioterapia puede tener efectos secundarios. Estos pueden variar dependiendo del tipo de radioterapia, la dosis de radiación, la zona tratada y la salud general del paciente. Algunos de los efectos secundarios de la radioterapia más comunes son:
- Fatiga
- Enrojecimiento o irritación de la piel en el área tratada
- Náuseas o molestias digestivas
- Caída del cabello en la zona irradiada
- Cambios en el apetito
Estos efectos secundarios suelen ser temporales.
Conclusión
La radioterapia es un tratamiento clave en la lucha contra el cáncer. Aunque puede tener efectos secundarios y afectar también a las células sanas, su capacidad para destruir las células cancerosas la convierte en una herramienta indispensable en muchos casos. Si tú o alguien cercano va a comenzar este tratamiento, es importante contar con toda la información posible y confiar en el equipo médico que lo acompaña.