Presbicia

La presbicia, también conocida comúnmente como vista cansada, es un defecto refractivo relacionado con la edad que afecta la capacidad del cristalino del ojo para enfocar objetos cercanos. Este trastorno visual aparece, por lo general, a partir de los 40 años y se manifiesta de forma progresiva, llegando a ser muy común entre la población de más de 65 años. A diferencia de otros defectos refractivos como la miopía o la hipermetropía, la presbicia no está causada por una alteración en la forma del globo ocular, sino por el endurecimiento natural del cristalino —una lente interna del ojo— y la disminución de la elasticidad de los músculos ciliares que permiten el enfoque. De hecho, este tipo de patología también ocurre en animales mamíferos, como por ejemplo en los perros.

Las personas con presbicia experimentan dificultad para enfocar los objetos a corta distancia, lo que se traduce en problemas para leer, utilizar el teléfono móvil o realizar tareas manuales. Esta dificultad se acompaña a menudo de fatiga ocular y dolores de cabeza, especialmente tras largos períodos de esfuerzo visual. A medida que avanza, la presbicia cambia progresivamente la graduación necesaria para una visión cercana nítida, lo que hace que muchas personas necesiten cambiar sus tipos de gafas con cierta frecuencia.

Tratamiento de la presbicia

Para corregir tanto la visión cercana como la visión lejana en pacientes con presbicia, existen diversas soluciones ópticas y quirúrgicas. Entre las opciones más tradicionales están los lentes bifocales, que cuentan con dos zonas diferenciadas para permitir el enfoque a distintas distancias, y las gafas progresivas, que ofrecen una transición más suave entre las distintas graduaciones. Además, existen lentes de contacto especialmente diseñadas para corregir la presbicia, ya sea mediante diseño multifocal o con la técnica de monovisión, en la cual un ojo se corrige para visión cercana y el otro para visión lejana.

En los casos en que el paciente busca una solución permanente o no desea depender de gafas, es posible recurrir a la cirugía refractiva. Una de las técnicas más avanzadas es el implante de lentes intraoculares, que consiste en sustituir el cristalino por una lente artificial multifocal o acomodativa. Este procedimiento no solo corrige la presbicia, sino que también puede tratar otros defectos refractivos como la miopía o la hipermetropía. Estas lentes intraoculares permiten al paciente enfocar objetos cercanos y lejanos sin necesidad de corrección óptica externa.

Cabe destacar que la presbicia no se puede prevenir, ya que forma parte del proceso natural de envejecimiento del ojo. Sin embargo, una detección temprana mediante revisiones oftalmológicas periódicas permite adoptar las mejores medidas para mantener una buena calidad visual. Con el avance de la tecnología óptica y quirúrgica, hoy en día existen múltiples alternativas para cada paciente, adaptadas a su estilo de vida y necesidades visuales específicas. La presbicia es una condición visual inevitable pero tratable, que se presenta con el paso del tiempo y provoca una pérdida progresiva de la capacidad de enfoque cercano. Gracias a soluciones como gafas progresivas, lentes de contacto multifocales, o implantes de lentes intraoculares, es posible mantener una visión clara y confortable en todas las distancias.