Hiperfagia
La hiperfagia es un síntoma clínico caracterizado por un aumento anormal del apetito y del consumo de alimentos, más allá de las necesidades fisiológicas del organismo. Se trata de un patrón de conducta alimentaria que requiere evaluación e intervención cuando se mantiene de forma persistente o interfiere con el funcionamiento diario. Se utiliza para describir situaciones donde la ingesta es desproporcionada, no motivada por hambre real, sino por factores emocionales, neuroendocrinos o ambientales.
Hiperfagia: definición clínica y variantes
Desde el punto de vista clínico, la hiperfagia no se considera una enfermedad en sí misma, sino un síntoma común en diversos trastornos físicos o mentales. Puede aparecer como consecuencia de alteraciones en los mecanismos de regulación del hambre y la saciedad, localizados principalmente en el hipotálamo. Esta región cerebral responde a señales hormonales como la grelina, la leptina o la insulina, que modulan el comportamiento alimentario.
Existen diferentes formas clínicas de hiperfagia. La hiperfagia ansiosa, por ejemplo, aparece en contextos de malestar emocional, estrés o ansiedad, y se caracteriza por una necesidad intensa y urgente de comer como vía de alivio emocional. En estos casos, el acto de comer cumple una función de regulación afectiva, más que de respuesta a una necesidad biológica. Por otro lado, la hiperfagia nocturna describe un patrón en el que la mayor parte de la ingesta calórica se realiza durante la noche, a menudo acompañado de insomnio o alteraciones en el ritmo circadiano.
También se utiliza el término hiperfagia compulsiva para describir episodios repetidos de ingesta descontrolada, donde la persona consume grandes cantidades de comida en poco tiempo, sin poder parar, incluso cuando no experimenta hambre. Esta forma puede estar presente en el trastorno por atracón, reconocido por el DSM-5 como una entidad diagnóstica propia dentro de los trastornos de la conducta alimentaria. En otros casos, como en personas con trastorno del espectro autista (TEA), la hiperfagia puede surgir en relación con dificultades en la autorregulación, patrones repetitivos de alimentación o como efecto secundario de ciertos tratamientos farmacológicos.
Causas de la hiperfagia
Las causas de la hiperfagia pueden ser múltiples y abarcar tanto factores médicos como psicológicos. Algunas condiciones médicas asociadas incluyen el síndrome de Prader-Willi, la diabetes mellitus descompensada, el hipertiroidismo y tumores hipotalámicos. También puede presentarse como efecto secundario de algunos medicamentos, como los antipsicóticos atípicos, los corticoides o los antidepresivos tricíclicos.
En el plano psicológico, la hiperfagia suele asociarse con trastornos del estado de ánimo, como la depresión, trastornos de ansiedad y experiencias de trauma emocional. Las personas que presentan dificultades para gestionar sus emociones pueden recurrir a la comida como estrategia de afrontamiento, lo que refuerza un ciclo de alimentación disfuncional. Esta situación puede perpetuar una relación problemática con la comida, marcada por culpa, evitación y pérdida de control.
Hiperfagia extrema y comorbilidades
La hiperfagia extrema puede producir un impacto significativo en la salud física y mental. Cuando la ingesta calórica se mantiene crónicamente por encima de los requerimientos metabólicos, se incrementa el riesgo de obesidad, síndrome metabólico, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, es común encontrar comorbilidad entre la hiperfagia y otros trastornos del comportamiento alimentario, como la bulimia nerviosa o el trastorno límite de la personalidad, lo cual requiere una evaluación psicopatológica amplia.
El patrón alimentario caracterizado por hiperfagia puede además influir en la autoestima, la imagen corporal y la vida social de quienes lo padecen. El aislamiento, el sentimiento de vergüenza y la autoexigencia suelen estar presentes, sobre todo cuando la persona no comprende por qué come de forma compulsiva, o no logra implementar estrategias de control.
Tratamiento de la hiperfagia
El tratamiento de la hiperfagia depende del origen del síntoma y del contexto en el que aparece. En los casos de hiperfagia ansiosa o compulsiva, el tratamiento psicológico basado en modelos cognitivo-conductuales ha mostrado efectividad. Este tipo de intervención permite trabajar sobre los disparadores emocionales, los pensamientos automáticos relacionados con la comida y las habilidades de autorregulación emocional.
También pueden incorporarse intervenciones psicoeducativas, técnicas de exposición y prevención de respuesta, así como entrenamiento en resolución de problemas. En algunos casos, se puede considerar tratamiento farmacológico con ISRS u otros moduladores del apetito bajo prescripción médica y en combinación con psicoterapia.
Referencias
Bravo, P., Pérez, D., & Canals Cifuentes, A. (2021). Fases nutricionales en Síndrome de Prader-Willi. Andes pediatrica, 92(3), 359-366.